Toda persona que haya pasado por una ruptura amorosa seguramente se ha percatado de las consecuencias emocionales que ello implica. 

Tristeza profunda, ánimo decaído y sensación de desesperanza son comunes tras el fin de una relación. 

Ahora bien, un corazón roto, ¿puede enfermarnos a nivel físico?

De acuerdo con la doctora Elsie Cruz Cuevas, experta en medicina interna, la respuesta es sí. 

“Cuando terminas una relación tiendes a centrarte en pensamientos. El cerebro y el corazón están bien conectados, tanto hormonalmente como en forma nerviosa. Ellos se comunican en todos los aspectos”, explica. 

“Tras un sufrimiento profundo, comenzamos a segregar más sustancias, como adrenalina, que en términos médicos le decimos epinefrina. También hay una hormona de la que se habla mucho cuando tenemos mucho estrés, que es el cortisol. A largo plazo, tener esa hormona a niveles altos te causa efectos físicos en el cuerpo porque está diseñada para actuar en ciertos momentos, pero eventualmente ese estrés continuo, ese sufrimiento, ese estresor mental te cambia muchas áreas del metabolismo del cuerpo”. 

En el aspecto nervioso, la doctora agrega que la tristeza profunda provoca que “te pongas más rígido y, entonces padecer de la espalda, de condiciones dolorosas que se pueden exacerbar”.

También, hace referencia a “un estudio que nosotros siempre usamos que se hizo en 1976 en Seattle, que estudiaron a ciertas personas que estaban hospitalizadas y se les pidió que dijeran si algo grande les había pasado el año antes de esa hospitalización, y la causa más común era la muerte del cónyuge, y la segunda era el divorcio”. 

La doctora enfatiza en que la posibilidad de que el cuerpo se afecte a nivel físico “sí ocurre, lo que pasa es que cada uno de nosotros reaccionamos a diferentes escalas y dependiendo de nuestra reserva psicológica para ver cómo podemos salir de ese tiempo difícil”. 

Un síndrome poco común

Cruz Cuevas menciona que a nivel cardiaco hay estudios que abordan los efectos en el corazón luego de acabar una relación sentimental. Uno de los que menciona es el que tiene que ver con el síndrome de Takotsubo. Se trata de una miocardiopatía inducida por estrés en la que hay un repentino debilitamiento temporal del miocardio. Por lo general, suele ser desencadenado por situaciones de gran impacto emocional como la muerte de un ser querido o el fin de una relación amorosa. El dolor torácico es una de las señales comunes en esta enfermedad, que fue descrita por primera vez en la década de los años noventa en Japón.

“Es un síndrome raro que casi nadie conoce, que conocen más bien los cardiólogos y nosotros los que vemos esos pacientes en el hospital”, aclara la doctora. “Se ve más bien después de que se han descartado ciertas condiciones cardiacas, y tras la evaluación de un ecocardiograma, que es fundamental para el diagnóstico”.

Todo depende 

Existen varios factores que influirán en el nivel de sufrimiento y, por ende, en las consecuencias físicas como resultado de la ruptura amorosa. Todo va a depender del tiempo de la relación, de las razones que motivaron la separación y de la madurez psicológica de los afectados. 

“No es lo mismo una persona que terminó porque descubrió que le fueron infiel, que alguien que le dijeron que el amor ya se había acabado. No es lo mismo una relación de tres meses, que de 10 años. También se toman en cuenta las expectativas de la relación, porque una cosa es un noviazgo corto, que otro en el que hubo promesa de un matrimonio. Mientras más tiempo tuvieron juntos, más profunda va a ser la herida y más fuerte puede ser el duelo”. 

En cuanto a la idea de que una ruptura amorosa pueda llevar incluso a la muerte “es rarísimo, pero puede pasar, puede ocurrir”. Cruz Cuevas aborda el ejemplo de parejas que han estado juntas por muchos años y que cuando uno muere, la conexión emocional con esa otra persona ha sido tal que no pasa mucho tiempo en lo que el viudo o la viuda comienza a experimentar síntomas que pueden llevarlo a fallecer. “Es un caso común en personas de tercera edad. Casi siempre lo ves cuando se muere uno, que a los seis meses o un año, por ejemplo, mueren. Y no es que se suiciden, es que ellos dejan de comer, se ponen inapetentes. Ya no le ven la alegría a la vida  como antes, por ejemplo, y poco a poco se van muriendo. Ha pasado hasta a las pocas horas de haberse muerto su pareja. La ciencia no lo puede explicar bien, pero se ve”. 

A su vez, si se trata de una persona que “tiene una condición cardiaca subyacente, se puede manifestar una arritmia, el corazón se acelera. Las condiciones metabólicas se exacerban de su estado natural y eso es lo que los pone a ellos en una condición difícil”. 

Si bien atravesar un proceso de duelo es normal ante un desamor, la doctora enfatiza en la necesidad de buscar ayuda para minimizar en la medida posible el impacto físico -y psicológico- de la separación. “Encerrarse no es bueno. Lo más importante es tener un apoyo en la dinámica de ayudarte a exteriorizar lo que sientes, porque cuando lo haces le quitas ese peso tan dramático que tienes en el cerebro. Tener alguien con quien desahogarse, un familiar o un amigo, es bueno, pero los psicólogos y los psiquiatras ayudan mucho porque te dan las herramientas para que tú pases ese proceso. También es importante salir a distraerse, y comprender que el proceso de duelo es muy particular en cada quien, que en unos puede demorar poco tiempo, pero a otros les puede tomar más”.

Lo que te puede ocurrir

La doctora Elsie Cruz Cuevas, especialista en medicina interna, enumera algunos de los síntomas físicos comunes tras el final de una relación amorosa:

-Taquicardia

-Dolor en el pecho 

-Fatiga 

-Asma

-Diarrea 

-Eczema y otras afecciones en la piel 

-Falta de sueño

-Agotamiento físico

-Falta de apetitoo, por el contrario, un apetito voraz, en especial por alimentos que entienden van a calmar su ansiedad 

-Espasmos musculares