BOSTON— Un galeón español cargado de oro que se hundió en el Caribe frente a la costa colombiana hace más de 300 años fue hallado hace tres años con ayuda de un vehículo submarino autónomo operado por la Institución Oceanográfica de Woods Hole (WHOI), reveló el instituto. 

Los nuevos datos sobre el San José se dieron a conocer el lunes con la autorización de las agencias implicadas en la búsqueda, incluido el gobierno de Colombia. 

“Lo habíamos ocultado por respeto al gobierno colombiano”, dijo el vicepresidente a cargo de instalaciones y operaciones marinas de WHOI, Rob Munier. 

La ubicación exacta del San José, el más codiciado por todos los buscadores de naufragios, fue uno de los misterios marítimos más perdurables. 

El galeón, que tenía 62 cañones y tres mástiles, se hundió el 8 de junio de 1708 con un cargamento de oro, plata y esmeraldas en sus bodegas, durante una batalla con navíos británicos en la Guerra de Sucesión española. El tesoro está cotizado en unos 17,000 millones de dólares a los valores actuales. 

El WHOI, con sede en Massachusetts, fue invitado a sumarse a la búsqueda en razón de su reconocida pericia en la exploración de aguas profundas. El vehículo submarino autónomo REMUS 6000 ayudó a encontrar en 2011 los restos del vuelo 447 de Air France, que cayó en 2009 a varios cientos de kilómetros de la costa de Brasil. 

Las imágenes del sonar de REMUS 6000 hallaron al San José a 600 metros de profundidad en noviembre de 2015. 

El vehículo descendió a nueve metros por encima del buque hundido para tomar fotos del naufragio, incluso de los grabados de delfines en los cañones del San José, una prueba visual crucial. 

“El buque hundido estaba cubierto parcialmente con sedimentos, pero con las imágenes fotográficas de las misiones de baja altura pudimos ver nuevos detalles, y la resolución era suficientemente buena para discernir las tallas decorativas de los cañones”, dijo el ingeniero del WHOI y jefe de la expedición Mike Purcell. 

El tesoro es objeto de demandas legales de varios países y empresas privadas. Hace varias semanas, la UNESCO pidió a Colombia que no explote comercialmente el naufragio, cuya ubicación exacta es secreto de estado. 

El tesoro permanece en el fondo del mar... por ahora.