HARARE, Zimbabue. La policía de Zimbabue informó el miércoles que detuvo a un hombre que afirmaba ser el profeta de una secta apostólica en un santuario donde los creyentes se quedaban en un complejo, y las autoridades encontraron 16 tumbas no registradas, incluidas algunas de infantes, y a 251 niños que eran utilizados como mano de obra barata.

En un comunicado, el portavoz de la policía, Paul Nyathi, dijo que Ishmael Chokurongerwa, de 56 años y “autoproclamado” profeta, dirigía una secta con más de 1,000 miembros, en una granja situada a unos 34 kilómetros (21 millas) al noroeste de la capital, Harare, donde los niños se alojaban junto a otros creyentes.

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Los niños “eran utilizados para realizar diversas actividades físicas en beneficio de los dirigentes de la secta”, declaró. De los 251 niños, 246 no tenían acta de nacimiento.

“La policía determinó que ninguno de los niños en edad escolar recibía educación formal y que todos eran sometidos a abusos como mano de obra barata, realizando trabajos manuales en nombre de la enseñanza de habilidades para la vida”, declaró Nyathi.

La policía indicó que entre las tumbas que encontraron estaban las de siete niños cuyas sepulturas no estaban registradas ante las autoridades.

Nyathi dijo que los agentes de policía hicieron una redada en el santuario el martes. Chokurongerwa, que se hacía llamar el profeta Ismael, fue detenido junto con siete de sus ayudantes “por actividades criminales que incluyen maltrato de menores”.

Nyathi dijo que se darán a conocer más detalles “a su debido tiempo, a medida que se desarrollen las investigaciones”.

Un periódico amarillista estatal, H-Metro, que acompañó a la policía durante la redada, mostró a policías con equipo antidisturbios discutiendo con mujeres creyentes vestidas de blanco y con pañuelos en la cabeza que exigían la devolución de los niños que fueron colocados en un autobús de la policía. De momento no está claro a dónde los llevaron a ellos y a algunas mujeres que los acompañaban.

“¿Por qué se llevan a nuestros hijos? Aquí estamos cómodos. No tenemos ningún problema aquí”, gritaba una de las mujeres en un video publicado en la cuenta del periódico en la red social X.

Según el periódico, agentes de policía armados con pistolas, gas lacrimógeno y perros adiestrados “protagonizaron una espectacular redada” en el santuario. Los creyentes describieron el recinto como “su tierra prometida”.

Uno de los ayudantes de Chokurongerwa concedió una entrevista al periódico.

“Nuestra creencia no procede de las escrituras, la recibimos directamente de Dios, que nos dio normas sobre cómo podemos entrar en el cielo. Dios prohíbe la educación formal porque las lecciones que se aprenden en esas escuelas van en contra de sus dictados”, afirmó. “Dios nos dijo que no lloverá si enviamos a nuestros hijos a la escuela. Fíjense en la sequía que hay allá afuera y, sin embargo, aquí estamos recibiendo lluvias. Tenemos el don del oído espiritual para escuchar la voz de Dios”.

Los grupos apostólicos que infunden creencias tradicionales en una doctrina pentecostal, son populares en el profundamente religioso país del sur de África.