Carolina. Temperaturas calientes en los dormitorios, racionamiento de alimentos a pacientes ingresados y restricción de visitas familiares son algunas de las situaciones suscitadas durante los últimos días en el Hospital Dr. Federico Trilla, en Carolina, tras el paso del huracán María.

El centro hospitalario, operado a través de la Universidad de Puerto Rico (UPR), está operando con planta eléctrica pero sin el funcionamiento de los sistemas de acondicionador de aire, lo que ha provocado que los dormitorios tengan que mantener las ventanas abiertas.

“Si mi hijo se muere aquí es por negligencia de ellos (hospital)”, clamó Carmen Vázquez, una madre desesperada que viajó  en pon desde Humacao para visitar a su hijo Ernesto Vélez Vázquez, quien está recluido en la institución hace tres semanas.

Tras varios días sin saber sobre la condición de su hijo, Carmen llegó esta mañana a la clínica. En cambio, no pudo ver a su vástago pues, aseguró, que las visitas a pacientes hospitalizados están restringidas.

“No tengo carro. Dependo de otras personas para poder llegar hasta aquí. Y hoy que por fin pude venir, no lo puedo ver. Y estoy desesperada porque la última vez que lo vi estaba bien malito con una bacteria que había cogido y le estaban fallando los riñones. Lo último que me dijeron es que tenía que ser trasladado a Centro Médico”, expresó la señora que no sabe cuándo podrá regresar al hospital.

Vázquez agregó que, después de negociar con un guardia de seguridad, sólo permitieron la entrada “relámpago” a un amigo de la familia (Juan Rivera Díaz) que subió al tercer piso del hospital a llevar unos suministros de alimentos al paciente.

“Fue bien rápido. Casi no pudimos hablar. Lo único que me dijo es que ayer solo le dieron de comer un pedazo de pan, jugo y gelatina”, expresó por su parte Rivera Díaz.

Agregó que la temperatura en la habitación “estaba bien caliente” y se trataba de refrescar el área “con un abanico pequeño”.

“Él está sin camisa… y no sé si lo han bañado. Es que me tuve que ir porque las enfermeras estaban con unas actitudes negativas porque no se permiten visitas”, añadió el joven.

Mientras, Ana Goyco -una paciente que acudió hasta la clínica para recibir una terapia respiratoria, ante la falta de energía eléctrica en su residencia ubicada en Villa Carolina- también denunció el extremo calor en el lugar.

“Honestamente, hace mucho calor pero pude darme la terapia… pero sí te digo que la Sala de Emergencias está bien llena y hay gente que, incluso, lleva días esperando que los suban a piso”, detalló.

Este diario visitó hoy las instalaciones para conocer de primera mano el escenario y las preocupaciones principales de los parientes de pacientes, pero el director de seguridad del lugar, Juan Mangual, se interpuso en el proceso de entrevistas, aun cuando se realizaban fuera del edificio en un área cercana a la Sala de Emergencias.

“Si quieres hablar con alguien tienes que irte fuera del portón o al otro lado de la avenida donde está Popeyes (un restaurante que ubica al otro extremo de la avenida)”, ripostó el oficial al remitir cualquier comunicación a Ada Torres Toro, quien no respondió llamadas ni mensaje de texto de este medio.

La única comunicación por parte de la administración del hospital llegó hace varios días a la prensa mediante correo electrónico.

En las declaraciones escritas la directora ejecutiva del Hospital, Diraida Maldonado, solicitó a la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) a energizar con prioridad la institución, al tiempo que se le solicitó a FEMA (Manejo de Emergencias Federal) un generador de mayor capacidad. Se instaba también al Departamento de Salud Federal y a la Oficina del Gobernador a tomar cartas en el asunto.

El Hospital de la UPR ha estado en un sistema de vigilancia impuesto por el Departamento de Salud tras confirmarse  varios brotes de la bacteria Acinetobacter baumannii. La  última emergencia ocurrió en el 2015.

Un informe del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), reveló que las muertes de pacientes que tenían la bacteria alcanzaron la cifra de 32.