La zona cafetalera de Jayuya alberga una de las operaciones agrícolas de mayor envergadura en estos tiempos, a donde se practican diversas formas de cultivo con el propósito de ayudar a los caficultores que, a diario, batallan contra las adversidades para producir buenos frutos.

Se trata de la Hacienda Encantos, propiedad de la empresa Puerto Rico Coffee Roasters; una finca modelo que, desde 2017, pretende proveer alternativas a los agricultores en cuanto al manejo de siembras, en vías de lograr la sustentabilidad económica y ambiental de sus respectivos espacios.

Allí cuentan con distintas variedades de café arábigo, incluyendo lotes de semilleros y un vivero con la capacidad de germinar más de un millón de plantas al año que, luego reparten a los trabajadores de la tierra.

Pero antes de manejar el codiciado grano, los caficultores se deleitan con la florecida, una impresionante etapa que marca las proyecciones de cómo será la cosecha entre septiembre a diciembre.

El proceso se convierte en uno de los momentos más hermosos y aromáticos del cafetal que se engalana con la visita de mariposas, aves, abejas y otras especies que llegan a disfrutar de la inigualable fiesta.

“La florecida es el inicio de todo; sin florecida no hay café. Aparte de que se ven preciosas. Una vez florece la planta, pasan 32 semanas hasta que está lista para ser recolectada”, relató el agrónomo utuadeño, Daniel Morales Aymat, quien trabaja con la empresa desde hace unos años.

De hecho, la flor del café es pequeña, de color blanca y con una fragancia intensa, similar a la del jazmín. Puede tener entre cuatro a nueve pétalos, dependiendo la variedad y especie del arbusto, en un proceso que dura entre 24 a 36 horas.

Asimismo, Morales Aymat explicó que la época de mayor florecida es durante los meses de diciembre a mayo, siendo febrero y marzo los meses pico de esta etapa y que evidenció Primera Hora hace unas semanas.

“Lo que marca las florecidas, es el clima y debido a tantos cambios climáticos que estamos experimentando, temperaturas irregulares e inconsistencia con las lluvias, eso promueve que haya más florecidas y, por ende, vamos a tener una cantidad de café que hay que recolectar en algún momento, pero no están disponibles para el mismo tiempo”, manifestó.

“Si el clima sigue cambiando, puede ser que en un momento tengamos florecidas todo el año porque lo que promueve las florecidas son las lluvias, estrés de agua y temperaturas frescas. Entonces, al no tener tanta temperatura fresca, pero llueve, luego tenemos sequía, llueve y sequía, eso empieza a promover que la planta siga teniendo muchas florecidas”, agregó.

La cosecha del café se da entre septiembre a diciembre. Para Primera Hora / Alejandro Granadillo
La cosecha del café se da entre septiembre a diciembre. Para Primera Hora / Alejandro Granadillo (Alejandro Granadillo)

Igualmente, reiteró que “uno puede estimar cuánto café vamos a tener en la próxima cosecha, de acuerdo con la florecida que tenemos”.

“Hemos tenido varias florecidas este año y la probabilidad de que tengamos más hasta abril es bastante seguro. Esto marca el inicio de la cosecha. Aparte, es un momento muy aromático en el campo”, resaltó.

“Vamos a ver interacción de mariposas, distintos tipos de insectos que ayudan a polinizar, aunque el café arábigo no necesita polinización externa por algún agente polinizador porque se autopoliniza. Pero ayuda esta interacción del ambiente a que se polinice más”, mencionó.

Aunque la operación de esta finca, ubicada en el barrio La Pica de Jayuya, es dirigida a producir café para la empresa, la práctica es compartida con los caficultores con el objetivo de que puedan replicarlas en sus respectivos terrenos.

Además, la hacienda genera cerca de 15 empleos directos.

Con otros cultivos

De acuerdo con Germán Negrón González, gerente general de Puerto Rico Coffee Roasters, “la hacienda cuenta con otros cultivos, entre estos, plátano, mandarinas, chinas valencia, limones y queremos integrar toda esa parte y quizá vengan otros productos más, pero necesitamos diversificar la finca y ver la operación como una integración de distintos cultivos para que sea rentable para los caficultores”.

“El café es uno de los cultivos más sensitivos. Para nosotros, es importante que esta finca pueda servir de modelo de sostenibilidad y lo que también se conoce como manejo inteligente del clima. Cómo utilizar las prácticas para poder maniobrar”, confesó al mencionar que, la elevación del terreno está entre 2,500 a 3,000 pies sobre el nivel del mar.

Entretanto, señaló que “el vivero tiene la capacidad de producir anualmente más de un millón de plantas. Tenemos el campo donde se lleva parte de esas plantas, porque el 99 por ciento de las plantas que se han producido en este vivero son para los caficultores del país a través de distintos programas con la Asociación de Caficultores de Puerto Rico y otras entidades”.

“Es un proceso desde la semillita hasta que la planta está lista sembrarse, que dura aproximadamente seis meses. Una vez el caficultor la siembra en su finca, puede demorar entre dos a tres años en producir su primer grano de café. Es un proceso continuo de reconstrucción y de siembra de las fincas, para tener producción de café puertorriqueño todos los años, de calidad y consistente para la caficultura”, concluyó.