Unos pedían calma. Otros ya tenían rabia. Y mientras eso ocurría se escuchó el grito de “nada ni nadie nos quita la victoria” y ¡boricua aguanta!.

La crisis económica y de liderato ya corroe las instituciones en las que el pueblo de Puerto Rico aun tenía confianza: el Departamento de Justicia y la Comisión Estatal de Elecciones. Sobre esta última, la crisis explota en el peor momento, en medio de un proceso primarista y camino a unas elecciones generales.

Todo comenzó con el voto adelantado y de encamados. Fue un despelote total, principalmente, para el partido de gobierno. Con retraso o sin material electoral, fueron muchos los que reclamaron un desorden y ausencia de coordinación. El Partido Nuevo Progresista reconoció los fallos y prometió evitar que volviera a ocurrir para las primarias. Entonces se dio a conocer sorpresivamente resultados del proceso, algo inaudito y peligroso.

Luego les tocó el turno a los confinados y de inmediato se acusó al gobierno de Wanda Vázquez de forzarlos a votar a su favor. La guerra entre los candidatos primaristas en el PNP se había vuelto visceral. En el PPD no se quedaban atrás y los tres precandidatos se dieron zarpazos en el último debate previo al proceso primarista.

Entonces, para aderezar más la contienda, reaparecen los líderes del pasado, los mismos que nos llevaron a la ruina, para opinar y hasta dar su endoso a quienes han sido parte de la hecatombe financiera del país. ¡Ah!, y no podemos olvidar la visita cordial y de café del FBI a varios representantes y la Cámara. Me encanta escuchar decir a los implicados que “están cooperando” con la investigación. ¡Sí, Pepe!

Ayer, domingo, pudimos ver cómo el “virus” de la crisis y la politiquería estremeció los cimientos de una institución que, aunque ha tenido sus momentos de crisis, aun el pueblo confiaba en ella. Al mediodía el material electoral no había llegado en muchos colegios. En medio del temor al coronavirus y un calor de tres pares, los electores en su mayoría, hacían filas pacientemente protegiendo el sagrado derecho al voto. Otros ya habían llegado al tope de la paciencia y alzaron su voz o simplemente se fueron sin votar.

No ha sido fácil para los empleados de la Comisión Estatal de Elecciones que, literalmente, trasnocharon para mantener la pureza del proceso. Pero en la ciudadanía queda un mal sabor y preocupación por lo que pueda ocurrir en las elecciones de noviembre próximo. Los puertorriqueños atesoramos el derecho al voto. Los jóvenes, quienes parecía apáticos a los procesos políticos, dejaron ver desde el verano de 2019 que no es así y que están listos para forzar un cambio real que proteja su futuro y el de los suyos. No podemos permitir que se mancille y destruya la importancia y valor del voto.

Pasado el mediodía, ni el presidente de la Cámara “Johnny” Méndez podía votar, Bhatia seguía con “rabia”, Carmen Yulín Cruz acusó a la gobernadora Wanda Vázquez de corrupta, de fraude en un intento de robarse las primarias; la representante Lourdes Ramos culpaba a la Junta de Supervisión Fiscal, habían maletines abiertos, cajas que aparecieron tiradas como ocurrió en Utuado y los titulares leían “caótico proceso primarista”.

Hay mucho que explicar y más por corregir. Es momento de exigir como pueblo pureza y vergüenza. La democracia y el derecho al voto no es un asunto de dólares y centavos. Es un asunto de dignidad, entereza y un privilegio del cual todos debemos ser soldados custodios.