VEGA ALTA. El exlanzador Orlando Román tiene otro motivo para celebrar el Día de los Padres.

Un pasadía de pesca casi terminó en una tragedia el pasado 28 de mayo. Esa mañana, Román y su hijo menor Joan Sebastián se encontraron con el expelotero de Grandes Ligas, Ángel Pagán, pasando un rato de esparcimiento navegando por las costas de la zona norte de Puerto Rico esperanzados en que regresarían con una buena redada de peces.

Sin embargo, apenas habían salido de la bahía en Vega Baja cuando los motores del bote de Pagán dejaron de funcionar. Enseguida intentaron, sin éxito, descubrir la falla. La embarcación fue arrastrada por la corriente hacia una franja de potencial peligro.

“En la playa de Vega Baja hay una zona de oleaje. Hay que pasar por un área específica y lo hicimos como se supone. Ya estábamos como a 400 pies del oleaje cuando los motores se apagan. Intentamos prenderlos, pero la corriente nos estaba acercando nuevamente al oleaje. Tiramos ancla e hicimos todo lo posible hasta que nos acercamos a las olas. Decidimos llamar a FURA (Fuerzas Unidas de Rápida Acción) y a varias amistades pidiendo ayuda”, relató Román en una visita de Primera Hora a su hogar.

La asistencia de FURA llegó, pero las olas impedían que  se acercaran lo suficiente.

“Sabíamos que íbamos para el agua cuando llegó una ola de 12 pies. Ahí comenzó todo. El bote se levantó, nos tiramos (al agua), las corrientes nos sacudieron de lado a lado. Estaba pendiente a mi hijo. Cuando no pude verlo, lo peor pasó por mi mente hasta que lo vi y nadé hasta donde él. Tenía un salvavidas que se infla como una balsa”, recordó.

“Un amigo también se lanzó al agua porque ya estaba agotado y no podía nadar más. Le di a Sebastián para que lo llevara a la orilla”, continuó.

El bote de Pagán eventualmente se volcó, pero afortunadamente ninguno sufrió lesiones series. 

Sebastián, de 16 años, relató a Primera Hora que mantuvo la calma mientras hacía lo posible por localizar tanto a su padre como a Pagán.

“Traté de nadar hasta que finalmente los pude ver”, dijo. “Caí en donde estaban las peores olas”.

La experiencia no los amedrentará, según Román.

“Fue una experiencia. Pasamos la página, botamos el golpe. Durante los primeros días cuando uno está solo, comienza a pensar en lo que pudo haber sido, pero seguiremos en el mar, es lo que nos gusta”, destacó Román.

“Pescar es nuestro pasamiento, nos ofrece el tiempo para hablar. Estar en el agua es una terapia. Estamos tranquilos, nos olvidamos de todo y las horas se van rápido.  Quiero que Sebastián entienda que no todo es la escuela, que vea otras cosas y disfrute unas experiencias”, indicó.    

El dúo está vivo para contar la aventura y compartir otro Día de Padres en familia.

“Nos dicen los sobrevivientes”, concluyó Román, quien ha lanzado con la novena boricua en las cuatro ediciones del Clásico Mundial de Béisbol.

Joan es alumno en la Carlos Beltrán Baseball Academy en Florida. Se desempeña como lanzador, al igual que su padre. Aunque no descarta una carrera en el deporte, tiene otras metas.

“Me gustaría estudiar aviación, pero voy para undécimo grado, así que hay tiempo para decidir”, señaló.