Sentada sobre un banco, bajo las escaleras de la entrada a la Escuela de Farmacia del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR), y mientras saluda a sus profesores, Gilmary Betancourt Marrero demuestra que no es una alumna más en la historia de la institución.

La joven de 27 años, quien se graduó el pasado 2 de junio de 2023 de la Escuela de Farmacia, recuerda su paso por la institución como uno excepcional, atípico y transformador. En entrevista con este medio, conversó sobre el momento en la ceremonia de graduación en el que fue reconocida como parte de los estudiantes destacados por su trayectoria académica, servicio comunitario y por ser una mujer con un diagnóstico dentro del espectro del autismo que logra un doctorado en farmacia.

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“Yo me sentí en ese momento como Elle Woods en (la película) Legally Blonde porque, además de mencionar mi nombre, les dije que podían hablar abiertamente de mi condición, porque yo sabía la importancia de mencionarlo abiertamente”, dijo Betancourt Marrero entre sonrisas.

La joven explicó que la doctora Sacha Rivera Sárate la contactó semanas antes de la ceremonia para informarle que la reconocerían en la graduación del RCM. Sin embargo, no esperaba la ovación que recibió ese día. Luego de 10 años de estudio, para Betancourt Marrero este evento ha sido uno de sus mayores logros.

La licenciada en farmacia resaltó la importancia de contar con el apoyo de su hermano y padres para poder lograr su sueño profesional. De igual forma destacó el apoyo de sus profesores; como, por ejemplo, el doctor Jorge Duconge, quien ha sido su mentor desde el inicio de sus investigaciones durante su bachillerato hasta su doctorado.

Betancourt Marrero recordó su clase graduanda de 2023 como “excepcional”.

“La clase con la que yo me gradué también fue parte clave de poder acoplarme porque siempre hemos sido una clase activa y unida, y eso también me ayudó a no tener esos miedos e inseguridades de mi diagnóstico”, explicó.

Tras graduarse en mayo de 2023, Betancourt se encuentra actualmente realizando la residencia en Farmacia.
Tras graduarse en mayo de 2023, Betancourt se encuentra actualmente realizando la residencia en Farmacia. (Xavier Garcia)

Estudiar en la Escuela de Farmacia fue uno de los sueños de Betancourt Marrero desde que cursaba escuela superior en el Colegio Santa Gema en Carolina hasta completar su bachillerato en el programa interdisciplinario en la facultad de Ciencias Naturales del Recinto de Río Piedras de la UPR.

Compartió que, desde pequeña, su madre la llevaba a la compañía farmacéutica en la que trabajaba y se “emocionaba” al ver los laboratorios. “He sido una persona que me ha gustado descubrir cualquier cosa”, dijo.

Su motivación mayor en el campo de farmacia es el servicio que ofrece a la comunidad, como profesional de la salud.

“Puedo ver el impacto que tiene desde el punto de vista farmacéutico, porque somos el profesional de la salud más accesible. Antes de ir al doctor, muchos acuden a la farmacia”, apuntó.

Actualmente la doctora realiza uno de los cuatro programas de residencia en farmacia que ofrece el RCM en Puerto Rico. Comentó estar contenta en su trabajo porque sus tareas incluyen cuidado ambulatorio a pacientes y puede rotar a través de diferentes farmacias.

“Para mí el Recinto de Ciencias Médicas significa orgullo, porque me dio la oportunidad de crecer y desarrollarme. Tengo claro de que no hubiera sido lo que yo soy profesionalmente si no hubiese sido producto de la UPR”, aseguró Betancourt Marrero.

Al verle caminar por los pasillos de la Escuela de Farmacia e interactuando con los profesores, es evidente que la recién graduada está en el lugar donde pertenece.

Diagnóstico dentro del espectro del autismo

“Yo me sentía diferente, pero también sentía que mis compañeros me trataban diferente, porque tenía una personalidad no tan normal como las otras personas la suelen tener”, dijo la doctora, quien compartió que tuvo una compleja etapa en su infancia que duró varios años.

Betancourt Marrero confesó que desde temprana edad “sabía que era diferente”. A los 12 años, sus padres le confirmaron su diagnóstico de autismo.

“Para mí fue un proceso bien difícil de autoaceptación y fue mi mayor prueba de ‘self-love’, que en mi caso fue aceptarme con todo, incluyendo mi diagnóstico”, sinceró.

De igual forma, Betancourt Marrero reconoció la importancia de mencionar abiertamente su condición para también servir como ejemplo a otras personas.

La joven exhortó a todo el que tenga algún tipo de diversidad funcional y que quieran continuar estudios o cumplir otras metas, a que “no se quiten, porque si tienen ese sueño o esa meta, no conviertan su diversidad funcional en un obstáculo, conviértanlo en su motivación o en su aliado”.

La farmacéutica reconoce que tener autismo la ayudó a complementar sus estudios porque siempre ha sido una persona con un alto nivel de retención de información y con buena memoria visual.

“No tengas miedo de ser tú. Ese es el miedo más grande de cualquier persona que piensa que tiene que moldearse para encajar en una sociedad que no es normal y el no tener miedo de ser tú, te ayuda a cumplir muchas cosas”, finalizó Betancourt Marrero.