Cuando Rubén Blades dijo al comenzar el concierto que le habían dado las llaves del Choliseo, lo dijo en serio.

Cinco horas duró su concierto “SalSwing” celebrado el pasado sábado, convirtiéndose así en el evento de entretenimiento más largo que haya presenciado en mis 44 años de vida.

Atrás quedó el amargo recuerdo de sus fanáticos cuando en su pasado concierto el cantante no pudo terminar su repertorio, debido a una decisión administrativa.

Cinco horas corridas haciendo lo que sea, es una tarea difícil, cantando sin que la voz pierda calidad, como logró Rubén -a sus 73 años- es realmente una proeza.

Ese sábado me levanté a las 4:00 de la madrugada para correr y lo seguí, sin descansar, para el concierto. Aun así, me mantuve conectada todo el concierto hasta la última canción que fue: “Decir adiós”.

El concierto estuvo espectacular, buenísimo. La gente cantó y bailó sin parar y Rubén se empleó al máximo sin bajar su rendimiento en las cinco horas de show. En lo personal, entiendo que el momento más brillante fue cuando interpretó las canciones del álbum “Siembra”, el más exitoso de su carrera, en el mismo orden en que las canciones salen en el álbum.

Durante ese momento, resultó más que acertado que subiera a la tarima, con su famosa trompeta, el maestro Luis “Perico” Ortiz, a quien Rubén Blades homenajeó con sus palabras.

En acto de nobleza y desprendimiento, Rubén reconoció la aportación del maestro “Perico” Ortiz, a quien describió como pieza fundamental para el éxito de “Siembra”, con sus arreglos musicales. Entre ellos, el de la emblemática composición “Pedro Navaja”, que interpretaron juntos para el deleite de todos los presentes. También me gustó la forma en que en todo momento se refirió a Willie Colón, con quien conocemos guarda diferencias.

Rubén fue muy respetuoso y generoso en sus referencias hacia Willie, junto a quien escribió parte importante de la historia de la salsa. Era inevitable que, al mencionar su nombre, más de uno de los presentes comentara sobre la improbable ilusión –al menos por el momento- de que ambos hagan algo juntos.

Un concierto así de largo solo se les permite a las grandes estrellas con trayectorias gigantes. Es increíble que luego de cinco horas ininterrumpidas de show se quedaron muchas canciones emblemáticas, como el “Padre Antonio”, “Buscando América” y muchas otras.

Sin dudas, Rubén Blades ha construido una de las carreras musicales más extraordinarias de la música latina y tiene crédito para hacer las presentaciones como mejor entienda. Para que falte, que sobre. Un gran concierto. Largo, pero sin nunca perder el ritmo ni la atención de su público.

A las 3:00 a.m. llegué a casa, no sin antes haber hecho una parada para comerme una tripleta. Ya sabemos que Rubén no viene a Puerto Rico a perder el tiempo y para el próximo concierto tenemos que estar ready para otras cinco o seis horas llenas de buena salsa.