No soy experta en boxeo ni en ningún deporte, pero soy fanática de todos los que representan a Puerto Rico, sobre todo, de las mujeres. Sea el deporte que sea, aunque no lo entienda bien, me basta con saber que hay alguien representando a Puerto Rico para sentarme a verlo y disfrutarlo. Así lo hice el pasado sábado con la pelea entre la puertorriqueña Amanda Serrano y la irlandesa Katie Taylor. La verdad que fue un gran espectáculo, emocionante por demás.

David vio ganar a Serrano de forma cerrada, mientras yo la vi ganar todos los asaltos. Así soy. Pierdo la objetividad cuando se trata de algún boricua contra cualquier otro. Al final, la decisión de los jueces favoreció a la irlandesa, aunque las tarjetas de la mayoría de los fanáticos tenían ganando a la boricua. La controversial decisión no le quitó brillo a la actuación de estas dos grandes mujeres, quienes se hicieron aún más grandes con sus expresiones al terminar la pelea.

En vez de reprocharse una a la otra o señalar a los jueces, como hicimos la mayoría de los boricuas, las peleadoras tuvieron palabras de elogios la una para la otra. Ambas eran conscientes de que habían hecho historia y abierto el camino a mayores oportunidades para otras mujeres. En su Instagram, nuestra campeona Amanda Serrano resumió la importancia de aquella noche con un “post” que decía: “Nosotras ganamos por la equidad, por el pago justo, por el boxeo, por las mujeres y por las niñas. Por lo tanto, yo levanté la mano como campeona, independiente del resultado de la pelea”.

Y así fue, Amanda y Katie dejaron atrás la costumbre de que los combates de mujeres fueran un complemento de las carteleras estelarizadas por hombres para ser protagonistas absolutas y dueñas del Madison Square Garden. Acabaron con todos los mitos, presentando uno de los mejores combates que haya tenido el boxeo ante casa llena en una de las arenas más importante del mundo.

Además, me alegra mucho que luego de tanto sacrificio, les hayan pagado lo que merecen. A los promotores hay que reconocerlos, como no se cansa de hacerlo Amanda cada vez que tiene la oportunidad. El controversial influencer Jake Paul hizo lo que otros no se atrevieron a hacer, creer en Amanda y en el boxeo femenino. Tuvo la visión y merece el reconocimiento. Si lo quiere criticar por cualquier otra cosa, critíquelo, pero nadie puede negarle el aplauso a su audaz y determinada decisión en favor de Amanda Serrano.

Acontecimientos como este marcan un antes y un después. Todos esperamos la revancha como próximo paso, pero será mucho más que una revancha lo que vendrá. Estoy segura que el entusiasmo en los gimnasios entre las boxeadoras debe estar en su nivel más alto en la historia y que, al igual que Jake Paul, deben ahora existir decenas de promotores buscando talento femenino para invertir recursos y ayudarlas a llegar al tope del boxeo mundial. Así es que ocurren los cambios, unos valientes deciden dar el primer paso y asumir los riesgos que eso implica, logrando transformaciones que benefician a futuras generaciones.

En los próximos 100 años se celebrarán muchas grandes carteleras de boxeo femenino, pero todos recordarán aquel evento en el Madison Square Garden que cambió la historia. Y el nombre de un puertorriqueña será siempre mencionado. ¡Gracias, Amanda!