Llevar un matrimonio después de 10 años de casados no es tarea fácil y luego de las expectativas creadas por Jennifer López, la cosa se complicará aún más. Resulta que Jennifer López ha puesto como una condición para casarse con el también actor Ben Affleck que deberán tener relaciones sexuales, mínimo, cuatro días a la semana desde el momento que se casen. Aunque la noticia no ha sido confirmada por la pareja, y resulta difícil de creer, voy a decir dos o tres cosas en esta columna asumiendo que la información en cierta.

La primera vez que escuché la noticia fue en la radio y escuché mal. Creí que el reclamo era cuatro veces mensual, lo que me pareció un número bajito para alguien que siempre se ha proyectado como una mujer fogosa. Luego me entero que son cuatro veces a la semana y ahí sí que me preocupé, por las expectativas que pudiera crear esta noticia en mi casa.

De inmediato, la inusual noticia se convirtió en comidilla en las redes sociales y conversaciones de la gente. “Aquí va a estar el divorcio que hace orilla”, dijo un animador de radio, en alusión a lo difícil que será cumplir con las expectativas creadas.

Este tipo de noticias alimentan el cotorreo cotidiano y terminan siendo protagonistas en los vacilones de grupos. De más está decirle que ya lo incorporé en mi rutina de comedia para las funciones que me quedan junto a Raymond Arrieta. Pero, buscándole un ángulo diferente a la noticia -y asumiendo que sea cierta, lo cual yo dudo- me resulta absurdo establecer cuotas a los sentimientos.

Imagínense que añadan también 25 abrazos, 15 caricias, 18 besos y por ahí siguen estipulando condiciones. Me los imagino poniendo un “reminder” en el teléfono para acordarse qué les toca y, en caso de incumplimiento, al abogado escribiendo para recordarle que su falla puede ser causal de divorcio, por lo que lo exhorta a compensar su falta la próxima semana. Es un absurdo, por donde quiera que se mire.

Si esto fuera cierto, sería una manera equivocada de ver la relación de pareja. Si bien es cierto que debemos evitar que la rutina y el ajetreo nos prive de disfrutar momentos íntimos en pareja, y que debemos planificar y crear condiciones para que ocurran, no podemos llegar al extremo de establecer cuotas. Los asuntos sentimentales no son estructurados y deben alejarse de ese tipo de acercamiento. No se pueden poner en un acuerdo, pues si faltaran ganas o deseos por la razón que sea, ningún papel puede obligar a que ocurra. Distinto es la repartición de bienes, la pensiones, custodias y otros importantes asuntos que deben obligarse por ley. Pero el amor, no.

No podemos forzar a nadie a tener ganas ni a sentir nada. Así que, aunque esta noticia me parece algo sacado de contexto, nos sirve de excusa para repasar la importancia de no someter nuestra relación de pareja a condiciones que afecten la naturaleza abstracta del amor.

El cariño no puede faltar, pero no es cuatro veces a la semana, ni cinco, ni 10... son las veces que nos nazca y las circunstancias nos lo permitan. Si se convierte en una tarea que debe cumplirse en un tiempo determinado, perdió la magia que lo hace especial. Así que, a darle cariño a su pareja, de la manera que se supone. Sin cuotas, presiones indebidas, ni otros embelecos.