El sábado pasado me invitaron para un quinceañero muy especial en el pueblo de Toa Baja. Una actividad hermosa, llena de amor, alegría y mucha esperanza. La señora Janet Márquez, coordinadora del evento junto a un grupo extraordinario de voluntarios, identificaron a 15 jovencitas con diferentes retos sociales y personales para celebrar en conjunto un quinceañero al lado de familiares y seres queridos.

Como parte del proceso de preparación, se les preguntó a las homenajeadas sobre personalidades que les inspiran y tuve el honor de que mencionaran mi nombre. Una de las organizadoras, PaoPei Irizarry, me contactó para invitarme, con la mala suerte de que tenía un evento previo confirmado para ese día. Luego que casi me excuso con la persona que me llamó, le pedí que me diera unos días para ver qué podía hacer. Me quedé pensando que mi presencia en esa actividad podía tener mucho más significado e importancia que el otro compromiso que tenía, que era uno personal.

Esa palabra de aliento, ese mensaje de motivación, de solidaridad en el momento preciso, puede ser la diferencia en la vida de un ser humano. Así que cambié la hora de llegada al otro evento, que era en San Juan, y me fui primero a compartir con las quinceañeras de Toa Baja. Al llegar a la actividad, me encontré con 15 princesas vestidas y arregladas de manera fabulosa, todas llenas de alegría y de ilusión. Me recibieron y de inmediato me invitaron a decir unas palabras, que no fueron otras que exhortarlas a seguir luchando y avanzando en la vida.

Me aseguré de que supieran lo importante que son ellas para Puerto Rico y lo orgullosa que me sentía de saber que habían superado la adversidad para poder echar adelante. Les adelanté que seguirán encontrando obstáculos, pero a la vez gente dispuesta a caminar junto a ellas, como se evidenciaba aquella tarde con los familiares, líderes comunitarios y personal municipal allí presente.

Lo más que me gustó de aquel breve, pero significativo momento, fue ver la atención absoluta que aquellas adolescentes ponían a mis palabras. Me confirmaban con sus miradas que valió la pena hacer el ajuste en el calendario para compartir con ellas. Son oportunidades que no regresan y que en ocasiones subestimamos el enorme impacto que tienen en la vida de las personas.

Felicitaciones para los coordinadores de este evento y mis mejores deseos para las quinceañeras. Estamos muy orgullosos de ustedes y convencidos de que tienen todo lo que hace falta para triunfar en la vida.