La privatización de servicios públicos esenciales es la admisión del fracaso de la administración pública y el incumplimiento del deber de fiducia que han tenido los gobiernos del PNP y el PPD para defender los mejores intereses del pueblo.

Para justificar su fracaso, ese liderato ha querido crear la narrativa de que la privatización de servicios del gobierno es un paso de avance. En realidad, es un retroceso.

El más reciente ejemplo es LUMA.

Ahora, se extiende un contrato suplementario de LUMA, aun sabiendo que han fracasado en sus obligaciones contractuales. El servicio es peor, inestable, pero más costoso. ¿Qué nos trajo a este punto?

No se puede olvidar de que fue el liderato político rojo y azul los que llevaron a la AEE al colapso financiero debido a la politización partidista, la incompetencia administrativa y la irresponsabilidad en el manejo de su presupuesto. Por supuesto que eso, que se denunció por décadas, no puede ser el modelo de gobernanza energética. Pero esa realidad no debe llevarnos a aceptar que, como han planteado los mismos que llevaron a la AEE a su colapso, se le debe quitar al pueblo el manejo de su sistema energético.

Los irresponsables e ineptos que desmadraron a la AEE ahora dicen, ¿y cuál es la alternativa a la privatización? Pues aquí les reitero algunas propuestas que consistentemente se han presentado y que el liderato popular y penepé han ignorado.

Desde principios de este siglo, el Instituto Nacional de Energía y Sostenibilidad Isleña (INESI), adscrito a la UPR y compuesto por expertos académicos y científicos de la UPR, describió y diseñó el camino para una política pública energética coherente y adaptada a las condiciones geográficas, climatológicas y ambientales de Puerto Rico.

En el año 2018, el Departamento de Energía de EE.UU. señaló a INESI como la entidad que debía diseñar la política pública energética luego del huracán María, pero la Junta de Control Fiscal le quitó ese rol a INESI y, por ende, a nuestros expertos científicos, ingenieros, economistas y sociólogos, entre otros profesionales. Al día de hoy a INESI no se le consulta nada.

Como alternativa a la privatización hay que aprobar una ley habilitadora que establezca un nuevo modelo de gobernanza de nuestro sistema energético en manos del pueblo de Puerto Rico, apartado de la politización partidista. El sistema energético debe dirigirse con la participación de los distintos sectores (consumidores, comerciantes, industriales, gobierno, academia y las comunidades), en el proceso de diseño de una política pública energética. Eso no se logra con LUMA ni con nuevos contratos con corporaciones privadas, sino con nuestro capital humano, con la participación de todos los sectores que tienen mucho que aportar en este proceso, y con la despolitización de un tema crucial para el futuro del país.

Por otra parte, el futuro energético de Puerto Rico está en las fuentes renovables. Eso exige dar pasos inmediatos para sustituir la energía fósil por energía renovable. La utilización de los más de 1.2 millones de techos residenciales, comerciales, industriales e institucionales, para instalar placas solares puede generar una alta proporción de la energía eléctrica que demanda el país en el mediano plazo.

Debo destacar que el primer proyecto de energía solar que se estableció en América Latina y el Caribe fue en Juana Díaz en el año 1976. La pregunta es: ¿qué ocurrió en los pasados 46 años, que impidió que nos convirtiéramos en modelo a seguir para el desarrollo energético con fuentes renovables? La respuesta es obvia: tanto las administraciones populares como del PNP se aliaron con los importadores de petróleo, carbón y gas natural, politizaron a la AEE y se olvidaron de los mejores intereses del país.

Mucho más recientemente, los profesores del RUM, expertos en potencia eléctrica, presentaron un plan para la recuperación del sistema eléctrico y para el futuro energético. Ni el liderato popular y penepé, ni la jueza Taylor Swain, ni la JCF les hicieron caso a esas recomendaciones.

En síntesis, no han sido la falta de propuestas o ideas informadas lo que causó el fracaso de nuestro sistema energético; fue la politización, la corruptela y la ineptitud lo que nos ha llevado a este desastre. Aquellas lluvias de los gobiernos rojos y azules nos trajeron los actuales lodos de la fracasada privatización energética.