El pasado domingo, el Comité Central del Partido Independentista Puertorriqueño aprobó una declaración abriendo las puertas a entendidos electorales con el Movimiento Victoria Ciudadana. El nerviosismo, por no decir histeria, del liderato que representa al bipartidismo no se hizo esperar. Los que nos llevaron a la quiebra, la corrupción, el abuso gubernamental y al colonialismo fue a nivel intergaláctico.

La expresión del PIP reitera una determinación anterior y es compatible con una declaración similar en la asamblea nacional del Movimiento Victoria Ciudadana. Es parte de la actitud de apertura que han asumido ambas organizaciones y de los pasos que hay que dar para que los electores tengan la más amplia oferta electoral.

Puerto Rico atraviesa por una profunda crisis económica, política y social que es consecuencia de su condición colonial como territorio no incorporado de los Estados Unidos. Las políticas que han impuesto los dos partidos que se han turnado en el poder durante las últimas siete décadas, sólo han provocado y agudizado dicha crisis.

Dichos partidos, similarmente incapaces de producir soluciones reales a dichos problemas, solo han podido ofrecer al país la promoción de más dependencia económica y más subordinación al ejercicio de la autoridad de los Estados Unidos en nuestro país.

En las elecciones generales del 2020 surgió un nuevo fenómeno. Compitieron cinco partidos políticos por el favor del pueblo, y todos resultaron favorecidos por el electorado, quedando todos inscritos. Los dos partidos que se han turnado en el poder no pudieron lograr ni el 33% de los votos, mientras que los otros tres lograron en conjunto superar dicho por ciento.

El bipartidismo tradicional, que por décadas se turnaron en los mullidos cojines del presupuesto, dejó de existir en nuestro país. Por eso el miedo y la histeria de su liderato.

Ha surgido la posibilidad de lograr acuerdos estratégicos y acciones concertadas con otras fuerzas políticas, organizaciones profesionales, sindicatos, organizaciones de base comunitaria y otros componentes de la sociedad civil similarmente preocupados por las diversas manifestaciones de la crisis nacional. Dichos acuerdos pueden canalizarse electoralmente para adelantar causas comunes mediante candidaturas comunes postuladas por partidos diversos. De esta manera, los electores tendrán más opciones. Pero esas opciones les son negadas legalmente por una prohibición de la ley electoral para entendidos electorales coaligados.

Aquí aplica la máxima de que el que hizo la ley, hizo la trampa. Se prohibieron las coligaciones en el 2011 bajo la administración del PNP, las acciones de alianzas electorales. Existieron antes, sin problema. El liderato del PPD, que prometió derogar la prohibición y el Código Electoral PNP, como dicen por ahí, se rajó. Y ahora, le juega como en un combo a segunda voz al PNP. Todo en contra del derecho democrático que tú escojas. Después de todo, la última palabra en términos electorales la debes tener tú, sin limitaciones ni cortapisas.

En cuanto al PIP continuaremos y profundizaremos conversaciones con otras organizaciones con miras a lograr acuerdos estratégicos y acciones concertadas con miras a las elecciones generales del 2024.

Junto a los abogados de MVC hemos realizado reuniones para una estrategia legal necesaria y vencer cualesquiera de los obstáculos legales impuestos por el bipartidismo, de manera que se logren los objetivos comunes que nos permitan redirigir a nuestro país por una ruta más democrática y atender juntos los graves problemas que han causado la relación colonial y las políticas desacertadas de las últimas décadas.

Mientras el liderato del PPD y el PNP tiembla como hoja seca al viento, el país camina con paso firme a derrotar la tiranía del bipartidismo rojo/azul.