Si bien es cierto que los humanos son criaturas de hábitos, tal vez no existan mejores ejemplos que los atletas de alto rendimiento. 

Sin embargo, el gimnasta Luis Rivera no se considera  una persona de hábitos,  aunque reconoce que tiene establecida una rutina diaria, particularmente, en preparación para los Juegos Panamericanos Toronto 2015 que se avecinan.

Rivera, abanderado de la delegación de Puerto Rico para las justas deportivas, ya no es el mismo joven que ganó tres medallas de oro en los Juegos Panamericanos de Río  2007.

Desde ese entonces,   ha sido una figura constante en el Equipo Nacional  de gimnasia, pero también se ha desarrollado como persona. 

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El naguabeño culminó una maestría en administración de servicios recreativos y deportivos, el pasado diciembre contrajo nupcias con la periodista  radial  Liam Rodríguez,  y ahora  apunta hacia completar el ciclo olímpico antes de cerrar su ilustre carrera competitiva.

El atleta abrió las puertas de su hogar y recibió a Primera Hora para relatar su preparación camino a Toronto y, además, las futuras aspiraciones en el deporte que ha ejercido desde la adolescencia.

PH: ¿Cuál es tu rutina diaria a medida que se acercan los Juegos Panamericanos?

“No es común, debido a que regularmente estoy en mi casa descansando. Voy al gimnasio y  regreso para descansar. Apenas salgo para hacer cosas sociales con amistades,  obviamente porque reconozco el compromiso que se necesita para competir en unos Panamericanos. Así es básicamente mi semana”.

Cada mañana, Rivera es quien se encarga de preparar el desayuno de  su esposa,  con el fin de que Liam pueda salir a tiempo para cumplir con sus compromisos profesionales. 

Honrado Luis Rivera en llevar la bandera puertorriqueña

Aunque no se considera un experto en la cocina, ha aprendido lo suficiente como para complacer los gustos de su esposa.

“A Luis le encanta ver los canales de cocina para aprender”, expresó la joven periodista radial. 

Durante el desayuno, la pareja comparte la agenda de trabajo de cada uno, y hasta discute las alternativas para cenar para cuando terminen el ajetreo diario.

Una vez Liam sale rumbo su centro de trabajo, el gimnasta recibe  llamadas de distintas estaciones de radio para entrevistas, algo usual en la vida de una figura deportiva. Luego de cumplir son sus obligaciones, Rivera se prepara para la faena del día.    

“Me mentalizo para un control de rutina,  que es un modelo de competencia o los entrenamientos regulares. Me ayuda para bajar la ansiedad de lo que representa participar en unos Juegos Panamericanos”, mencionó.

PH: ¿Cómo trabajas con la ansiedad?

“En el gimnasio baja significativamente, precisamente porque estoy entrenando. Ya una vez salgo, hay unos momentos, no siempre, que la ansiedad sube debido a que conozco el nivel al que me enfrentaré allá (en Toronto) y sé lo difícil que será estar en las finales. Si uno quiere hacer una buena representación y  no siento ansiedad, algo está pasando”.

PH: No eres el mismo atleta joven de hace unos años, ¿qué cambios has adoptado para cuidar más tu físico?

“He sido bien cuidadoso en los entrenamientos, particularmente en la seguridad haciendo la gimnasia y llevando las cargas de gimnasia. Las comidas las he tenido que modificar bastante para estar en peso. Aunque no tenemos que hacer peso, si uno se cuida, puede hacer una mejor competencia”.

La dieta de Rivera, incluso, no es muy distinta a la de un boxeador que debe velar celosamente su cuerpo por mantener un peso.

“Como yuca, batata, pechuga, tal vez un steak. Básicamente,  cuando estoy a un mes de una competencia, trato de comer lo más saludable y he tenido buenos resultados. He sentido la diferencia en los entrenamientos, el cuerpo rinde un poco más. Además, recibo masajes de una terapista si siento dolor en una rodilla o en un hombro. Me tengo que cuidar un poco más para completar el entrenamiento de cada día”, relató.

PH: ¿Cómo buscas el balance entre una vida de casado con Liam y ser un atleta a tiempo completo?

“Desde el principio se lo dije a ella, y hace unos meses, cuando entré de lleno a la preparación para unos Juegos Panamericanos, le dije que las cosas iban a cambiar un poco,  aunque fuera momentáneo. Ella lo entiende y sabe que una vez concluyan los Juegos, seguimos nuestras vidas normales. A veces uno se tiene que sacrificar y si la otra persona entiende, creo que se trabaja en equipo. Liam me está ayudando para obtener un buen resultado para el País”.

PH: En Puerto Rico, ¿cuál es el mayor escollo que enfrentan los atletas de alto rendimiento?

“Las ayudas económicas en Puerto Rico son bien significativas para los atletas. He tenido la ayuda del Departamento de Recreación y Deportes y del Comité Olímpico (Copur) desde los comienzos de mi carrera y ha sido importante. He sabido utilizarlos bien para cubrir los gastos de los entrenamientos. La maestría la pude pagar gracias a las ayudas que me han dado”.

PH: La carrera de un atleta no dura para siempre, ¿tienes pensadas las cosas que desearías hacer después de los Juegos Olímpicos de 2016?

“Tengo un bachillerato en educación con una concentración en educación física, y  tengo una maestría en administración de servicios recreativos y deportivos. Estoy mirando en desarrollarme en el plano profesional. Tenemos unas desventajas cuando se comparan con personas que llevan años en el mundo laboral. Nosotros estamos dedicados de lleno al deporte y tenemos un reto grande”, sentenció.

Luis Rivera aún internaliza su selección como abanderado